jueves, 11 de julio de 2019

¿Cuál es el valor de una idea? [Parte 2]

Siguiendo con el valor de una idea (de plasmarla en realidad), en otro nivel, el mundo ha cambiado de manera violenta y convulsiva, o quizás mi apreciación del mundo ha cambiado de ese modo.

Paréntesis.

No se requiere mucha evidencia o imaginación para constatar que "la burbuja" ha sido mi hábitat natural básicamente toda la vida. Que la manera de salir sea "la culpa" en sus múltiples formas (de clase, de género, etc.)...es un tema en sí mismo. Pero bueno, "cada día menos gil" es la consigna.

Fin paréntesis.

Si anteriormente dije que escribir las ideas podían servir como refugio y apoyo para otras personas, entonces es necesario entender el escenario actual en que nos movemos. En ese sentido, pareciera entonces importante reflexionar un poco sobre los medios donde se despliegan las ideas, su foco y sus alcances. Aunque me pueda referir a "las redes sociales" (redes digitales mejor dicho) en general, me voy a concentrar en Facebook, porque es la red que más conozco, y la que ha sido caldo de cultivo predilecto (¿Junto a Twitter?) para la manipulación y...¿"Fetichización" de la política?.

Podría tratar de tirar un par de ideas sobre tres cosas que me parecen cruciales: el formato, su densidad, y los algoritmos. Las tres cosas tienen que ver cómo nosotros construimos significados a partir de manifestaciones específicas de "información". Y eso lo puedo contrastar con cómo era "compartir con otros" información a través de internet antes.

En primer lugar, el formato específico de Facebook tiene como lógica el estar permanentemente pegado a él, porque no tiene fin y no separa su contenido en páginas. Es la fluidez misma de la información que mientras avanzas, Facebook va cargando más. Antes, en los blog (como este) y en los foros, había un número máximo de contenido que podías ver por página y para seguir viendo había que avanzar manualmente a la página siguiente. Seguramente era por limitaciones tecnológicas y no por una preocupación por el consumo, pero ese mínimo instante de decisión personal estaba ahí presente, y ahora ya no. Uno puede seguir hasta el infinito y la decisión que uno toma es "no seguir".

(Podría verse si hay paralelos con el consumo adictivo).

Además se actualiza en tiempo real, entonces uno vuelve hacia arriba y ya puede haber algo nuevo. Esto no es menor, porque cada usuario y cuenta individual administra su propio contenido (e incluso hay algunas posibilidades de automatización), y eso se va de manera inmediata al pool de contenido que puede ser desplegado en las páginas de inicio de cada cuenta. Otras personas ya tomaron la decisión por uno.

Y por último, ese "fluir" implica que el orden en que te muestra Facebook el contenido ya viene predeterminado, usualmente partiendo desde la base de ir mostrando lo más reciente, e ir afinando la muestra desde ahí a partir de "el algoritmo" (eso más adelante). La jerarquización de lo que uno quiere ir viendo ya no parte de uno.

En segundo lugar, Facebook, a diferencia de las plataformas de antes, se plantea como un espacio denso e integrado de toda la vida social digital de cada usuario. Con mayor o menor grado de contacto con la vida real de la persona, lo importante es que ahora toda la actividad social se puede llevar a cabo e integrar en una sola plataforma. Desde los lugares de comida preferidos, el contacto con familiares y amigos, las posiciones y militancias políticas, la pertenencia a fandoms o adherencia a equipos deportivos, los comentarios ocurrentes, las noticias, todo. Todo puede ser compartido, pero curiosamente no todo es mostrado...por "el algoritmo" nuevamente.

Antes, cuando el contenido estaba disgregado, uno tenía que buscar páginas web, foros, salas de chat específicos para abordar tal o cual tema de interés. Habían plataformas que estaban exclusivamente diseñadas para subir fotos y entregar un enlace para compartirlas (Flickr, Photobucket, etc.), otras que estaban dirigidas a artistas (Deviantart), otras que eran espacios de escritura personal (los blogs), y otros de participación en comunidades con intereses específicos (foros). Hasta donde sé, ninguna de ellas ha desaparecido, y mantienen su nicho, aunque se han esforzado para mantener su presencia en estas nuevas redes sociales (a través de la posibilidad de "compartir" e integrar sus cuentas).

Lo que hacen estas nuevas redes sociales es ofrecer un espacio donde las personas "se pueden mostrar por completo"...por lo menos en la superficie. Una persona que me siguiera en Facebook podría saber que:
  • Nací en Estados Unidos, vivo en Santiago, fui a un colegio privado jesuita y estudié Psicología. Además tengo un Magíster en Psicología Educacional.
  • Soy un "ñoño" en general, pero específicamente soy aficionado a los videojuegos y al animé, aunque igual muestro curiosidad por otros formas de expresión de "lo ñoño". Una curiosidad media antropológica, como quien trata de entender una cultura tan específica y a la vez tan heterogénea.
  • Tengo pareja y una familia extensa.
  • Mi humor no siempre resulta.
  • He manifestado en repetidas ocasiones rechazo explícito hacia las ideologías y pensamientos que buscan justificar la opresión, represión, maltrato, ocultamiento y marginalización hacia individuos y grupos sociales que han sufrido esa clase de apremios por salirse de "la norma", o simplemente por ser "una incomodidad marginal" del statu quo. Con esto hablo del capitalismo salvaje y neoliberal que instrumentaliza a la población trabajadora y trata de ignorar la pobreza y miseria que genera; hablo del conservadurismo tóxico homofóbico, transfóbico hipócrita que ve amenazas a sus formas de vida (que extienden de manera insólita a "la sociedad") sólo por sostenerse en una superioridad moral podrida; hablo del patriarcado que minimiza, violenta, subordina y anula a las mujeres como sujetas políticas, al mismo tiempo que deja recaer todo el trabajo de sostén de la sociedad sobre ellas; hablo del adultocentrismo que ignora de manera condescendiente las experiencias y saberes que construyen niñxs y jóvenes; hablo del occidentalismo que considera inferiores y peligrosos para "el orden social" la existencia rebelde y autónoma de los pueblos originarios y su cultura encarnada en prácticas sociales concretas (no solo como "patrimonio" expresado en láminas del Icarito).
  • Mi certeza en las formas de apoyar es más incierto y ambivalente. Vacilo entre manifiestos que escribo con convencimiento y seguridad, análisis intermedios donde me enfoco más en la manera en que se están hablando las cosas. y quedarme en absoluto silencio.
Y más. Eso recién es una cantidad increíblemente densa de información acerca de mí que salta de un lado a otro, y eso es solo el contenido que produzco directamente yo. A eso también habría que sumarle contenido que comparto de otras personas/páginas o con lo que interactúo a través de "reacciones". Eso con toda seguridad permitiría que las personas pudiesen saber cosas sobre mí que hago y me interesan, pero hay una distancia entre eso y entre "conocerme".

Como esto no es un capítulo de Black Mirror, no me voy poner a escribir sobre qué tan cercanas son las representaciones de nosotros que presentamos en internet respecto a la "vida real", o si a estas alturas ya generamos subjetividades en paralelo. Porque ahí sí que me voy por las ramas.

Multipliquemos esa incerteza por cada usuario y página con que tenemos contacto, y las múltiples relaciones entre nosotros y entre el resto, y podríamos encontrarnos con que, pese a que tenemos a disposición inmediata un tropel virtualmente interminable de información, datos y retazos de nosotros y el mundo; precisamente esa avalancha nos impide hacernos una idea clara de exactamente con qué nos estamos relacionando.

Es decir, se vuelve más difícil construir significados y darle sentido a lo que nos enfrentamos (incluídos nuestro propio ser virtual). Describir una red social de este modo es describir una suerte de terror cósmico que supera nuestras capacidades humanas. Con la ironía adicional que es algo que como humanidad creamos para darle un orden más comprensible a nuestra propia vida social (ni siquiera a "la realidad" o como tal).

No parece muy atractivo como enganche publicitario, y de manera conveniente dejé el mediador más importante que nos ha ido guiando de la manito desde esta serie de cambios violentos: la tecnología computacional y de telecomunicaciones en general, y "el algoritmo" en particular.

"El algoritmo" en realidad no es uno solo, deben ser cientos de algoritmos diferentes, y no pretendo desmenuzar exactamente sus orígenes o mecanismos, pero sí voy a referirme a su función: son los nuevos editores que organizan el contenido para que sea de más facil digestión, tanto en cómo se construye el formato, cómo y cuándo se nos presenta; como para que sea más comprensible a nuestros modos de ser y estar.

Y la manera en que decide presentar esa información, es a través de nuestra propia actividad en internet. Tanto las cosas a las que adherimos en una toma de decisión explícita (agregar a ciertas personas o páginas), pero especialmente a través de la búsqueda de patrones de comportamiento que emergen de la acumulación de millones de datos sobre aspectos más sutiles de nuestra actividad en internet. Compartir de manera recurrente contenidos de cierto tipo de páginas, visitar determinados sitios web, las "reacciones", mensajes, comentarios, etc. Toda la descripción que anteriormente hice de mí, de seguro la tiene operacionalizada Facebook de algún modo u otro. Y debe manejar otra clase de datos sobre mí que hasta yo podría desconocer.

Los algoritmos, aparentemente, parten de una premisa muy sencilla: son sistemas que nos permiten decidir cómo usar tal o cual servicio. De paso, son parte del modelo de negocios de servicios que requieren de nuestro input: Facebook, Spotify, Netflix, Youtube; y que sirvan bien permite que sigamos fieles a esos servicios y pasemos más tiempo usándolos. Que se vuelvan parte de nuestra vida cotidiana y, en algún momento, imprescindible ("engagement"). No olvidemos que Netflix y Spotify entraron en la canasta para calcular el IPC.

Con el escándalo de Cambridge Analytica, el auge de las noticias falsas, y la interferencia Rusa en las elecciones de Estados Unidos. Facebook cambió su algoritmo para privilegiar las interacciones que dieran cuenta de "interacciones sociales significativas". ¿Qué significa eso? Aparentemente significa el tipo de contenido que proviene en realidad de amigos y familiares, por sobre lo que provenga de empresas, otros medios de comunicación y otras organizaciones (el "contenido público")

Esto lo define el algoritmo a través de 4 elementos: el inventario (el contenido total que existe en Facebook), las señales (un listado de criterios que Facebook usa para determinar la relevancia de cada pieza de contenido para cada usuario), la predicción (Facebook se basa en el perfil y comportamiento de cada usuario para predecir cómo interactuaremos frente a un contenido, y el puntaje (que determina la probabilidad de que el contenido aparezca en el inicio y su posición).

 ¿Y qué significa esto? Bueno, las empresas y los productores de contenido que no son personas (fanpages, medios de noticias) se están preocupando de lo suyo, y con los influencers y todo eso. ¿Pero qué significa para las personas -como yo- que por algún extraño motivo tratan de, a veces, promover discusiones o posiciones políticas, opiniones, posturas?

Los medios tradicionales de comunicación tienen un sesgo inherentemente político. No necesariamente partidista o siguiendo una ideología específica de manera explícita, pero sí porque existen comités editoriales que deciden qué contenido es relevante, cómo se debe presentar, cuándo se debe mostrar y desde qué ángulo; y cuándo no. Son políticos porque implica el simple hecho de llevar a cabo de manera cotidiana tomas de decisiones que determinan qué contenido va a circular en el espacio social mayor. Por algo se les puede llegar a considerar un "cuarto poder del Estado" al tener una capacidad tremenda para encuadrar ciertos temas políticos, y de frentón bogar por opciones políticas específicas.

Las razones detrás de esas tomas de decisiones son un tema completo aparte (¿Porque genera visitas e ingreso? ¿Por morbo? ¿Por que es relevante y para quién?).

En espacios altamente ideologizados a partir de una concentración de poder grosera, parece perfectamente comprensible que los grupos sociales al margen de ese orden social establecido desconfiaran de estos medios de comunicación tradicionales; pues el rol de estos medios sería simplemente seguir sosteniendo al Estado y a la sociedad que construyó. Solo basta con hacer memoria de "la Primavera Árabe" donde muchos de los grupos disidentes simplemente dejaron de hacer circular sus noticias por los medios tradicionales y aprovecharon internet. También podemos hablar de las complicadas políticas de China respecto al acceso a internet y a redes sociales. Podemos hablar también de la existencia de la deep web como manera de sortear esas restricciones, y como si no fuera evidente podemos también hablar de Chile en básicamente todos los conflictos sociales latentes (y en pugnas y pleitos individuales).

Inicialmente estas redes sociales se plantearon como una alternativa realmente libre de discusión, opuesto a los medios tradicionales con un Comité Editorial. Era incluso un asunto de democracia: ¿Hasta cuándo íbamos a aceptar que un grupo extremadamente reducido de personas decidieran qué era importante de saber, y cómo debía categorizarse, fragmentarse, ponderar y mostrar aquello que se mostraba? No más mentiras del Gobierno, no más distorsiones de la verdad, no más periodistas haciendo notas sobre temas que no tienen ningún interés en entender (¿Aló reportajes de videojuegos?). Especialmente, se abrió una oportunidad antes impensada de que, no sólo podríamos compartir nuestros puntos de vista con familiares y amigos, sino también con otras personas en grupos específicos, incluso con una nebulosa cuasi-anónima.

Por lo menos desde la Dictadura y hasta hoy, Chile siempre ha tenido problemas realmente serios para abordar socialmente de manera comprensiva y exhaustiva los múltiples conflictos sociales que son muestra de fallas serias de su modelo de sociedad. Suena ridículo, pero los conflictos sociales siempre han tendido a "resolverse" (apaciguarse) de manera individual, o local, reducida, inmediata. Y por mucho tiempo se consideró incuestionable que así tenía que ser.

Internet, con la masividad que permite ver lo extendido de estos "problemas particulares", en realidad parece la forma ideal de sacarlo a la luz. Total, el contenido es libre.

Excepto que no. Es raro que, como personas más o menos críticas de "la realidad social" y sus formas discursivas, ahora tengamos que estar conscientes de que hoy en día toda interacción virtual está mediada por un conjunto de algoritmos que ponderan, parcelan, categorizan y fragmentan la "información" según nuestro comportamiento virtual histórico (input); para que nos presente un cierto contenido (output) y nosotros derivemos significados de ello y le demos sentido a nuestra experiencia virtual.

Porque con todo el mérito que pueda tener la tecnología computacional, todo lo que podamos compartir y considerar importante, precioso, repugnante o incomprensible; para los sistemas computacionales de las redes sociales es, simplemente, "información" o "datos". Y con todo el mérito que puedan tener los sistemas de modelamiento matemático que permiten hacer una aproximación a lo que podríamos cualificar desde nuestra subjetividad humana, simplemente no es lo mismo. Porque ese proceso en realidad se hace fuera de nosotros  y se nos presenta ya hecho, para que nosotros digamos "sí, claro".

Volviendo a lo anterior, ya ni siquiera decidimos qué cosas son realmente "interacciones sociales significativas". Facebook ya decidió que son las cosas de nuestros amigos y familiares, porque Zuckerberg sostiene que el objetivo inicial era "conectar personas". El punto central es que, al ser nosotros creadores de contenido, sostenemos también económicamente la plataforma. Pero no somos dueños de ella, no decidimos cómo funciona, ni qué es lo "relevante" de mostrar.

Y lo realmente problemático, es que no se demoraron nada en transformarlo como un arma política. El escándalo de Cambridge Analytica, el auge de la posverdad y fake news (y ahora deep fakes), el auge de los bots en redes sociales y de las cadenas de Whatsapp básicamente nos enrostró en la cara una sola cosa: lo fácilmente manipulables que somos como sujetos políticos, y lo fácil que resulta desarticularnos como grupo, porque simplemente la grupalidad colaborativa no es un valor político sostenible hoy en día, sino las alianzas interesadas y circunstanciales.

Se podría decir que, si a través de nuestro comportamiento Facebook aprende qué es lo relevante para cada usuario, entonces es al revés. Nosotros decidimos cómo funciona. Pero eso no es realmente decidir, ¿O sí?

Así como ya no es una certeza total de que "ver las noticias" es estar realmente informado y de manera imparcial, ahora tendríamos que ser un poco más cautelosos respecto a nosotros mismos como editores de contenido (mediado a través de los algoritmos que recopilan datos). Antes estaba el error o sesgo humano de las posiciones editoriales, pero que ese sesgo o error ahora sea calculado por sistemas computacionales -a partir de nuestro comportamiento- con creciente precisión es inédito.

Más que "las burbujas", ahora parece que es más importante preocuparse por las "cámaras de eco" de internet. El simplemente "vivir tu vida" con la posibilidad de mantenerte completamente ignorante de una realidad que no es la tuya (la burbuja), se ha reemplazado porque además tiene que ser aglomerada por gente igual, celebrada, vociferada y puesta en la palestra pública. La "cámara de eco" no es que solamente exacerbe posiciones (con o sin falsedades o tergiversaciones), sino que también hace que esas posiciones se transformen en temas de discusión pública. Como cuando algun trending topic de Twitter se transforma en noticia.

Pero eso, ¿Igual podría ser beneficioso en algún grado, cierto? Después de todo, permite generar una plataforma para otro tipo de preocupaciones. Porque eso hay que asumirlo: más allá de los algoritmos, de los contenidos que vemos, las cámaras de eco; las redes sociales han pasado a ser, para bien o para mal, una herramienta política. Los asesores de campañas políticas lo saben, los grupos de ultraderecha lo saben, nosotros lo sabemos.

¿Cómo podemos hacer que valga la pena? ¿Cuál es el valor de una idea en este contexto, donde un algoritmo puede decidir que nuestras ideas son "contenido", y que como contenido adquieren valor si están junto a otro contenido lo más parecido posible? ¿Cuál es la gracia de darse el trabajo de desarrollar una idea desde distintas perspectivas, si en realidad lo que se busca es una "reacción"?

Después de todo, una mirada -superficial, anecdótica y completamente refutable- de cualquier cosa que pasa en internet, me dice que tiene más alcance y repercusión el contenido corto y discreto, ojalá contenido en una imagen, meme o tweet; que el desarrollo exhaustivo y moderadamente riguroso de una sola idea a la vez.

Y en realidad...es comprensible. Primero, las redes sociales en sí están diseñadas para que sea mucho más fácil compartir contenido que desarrollar ideas. No es por decir que no pase, después de todo yo personalmente he aprendido y discutido cosas muy interesantes en estos años (partiendo por el feminismo); pero definitivamente mi experiencia dice que se promueve el seguir fortaleciendo la cámara de eco y el acoso, más que utilizar las plataformas como una herramienta donde se puedan desarrollar de manera ampliada ciertas discusiones importantes.

En segundo lugar, ¿Se han fijado en la cantidad de crisis sociales y civilizatorias que estamos viviendo? Y todas demandan nuestra atención y acción urgente. Mejor masificar la preocupación y una selección de propuestas que sentarse a pensar y reflexionar. Y eso lo entiendo, pero quizás no nos ayuda a generar algún tipo de organización o tejido social que haga el cambio político realmente sostenible.

Y es raro llegar a este punto de la reactividad. Si después de todo, todos los avances culturales, tecnológicos y sociales de la humanidad partieron porque, en algún momento, los seres humanos se detuvieron, y contemplaron la naturaleza y a sí mismos; en vez de andar de nómades persiguiendo la comida. Y así fue como partió todo.

¿Cuál es el valor de una idea?

sábado, 6 de julio de 2019

¿Cuál es el valor de una idea? [Parte 1]

El título es una pregunta que aglomera las dudas que he tenido desde hace un tiempo. Dudas que tienen que ver con la posición que ocupo en un nuevo escenario de las relaciones sociales y humanas desde...bueno desde que comenzó este blog. Muchas cosas han pasado y he hecho en mi vida -espero que para bien-, y el mundo en sí ha cambiado de manera violenta y casi convulsiva.

Mis círculos sociales han crecido, se han multiplicado y se han diversificado. Y con el tiempo algunos se han mantenido, otros se han fortalecido y otros se han atrofiado. Siento que he perdido algunas de esas relaciones muy a mí pesar, pues las vivo como un golpe doble: que son personas que admiro y contemplo con cariño, y como testimonio de que aún persisten esas "fallas de mi ser" que me devuelven a la época en donde estaba convencido de que no valía la pena relacionarse conmigo.

Hay pocos indicios reales que sostienen la afirmación anterior, así que se sostiene como un fantasma que aparece de vez en cuando, y que tengo que ignorarlo pues me encierra en mí mismo y, por consiguiente, me aísla de la realidad y de las relaciones que he construido con el tiempo. Al mismo tiempo, me aísla de mi propia historia, porque es un tipo de ansiedad que transforma todo tiempo en tiempo presente, estático, inescapable.

Después de todo, ¿Cierto que ese tipo de sufrimiento es de masoquismo egoísta? Representa una cierta omnipotencia aplastante, una ganancia secundaria que justifica el siempre mirarse a sí mismo.

Ahora me considero un poco más sabio, o por lo menos más despierto. O por lo menos creo que tengo más momentos así, y haciendo memoria me acordé de este blog como el lugar donde comenzó todo mi afán por desarrollar ideas y plasmarlas en palabras, oraciones, párrafos. Blog que cumplió la doble función de ayudarme a ordenar las ideas (por torpes, vergonzosas y cuestionables que me puedan parecer ahora), y como manera de evitar el encerrarme dentro de mí mismo.

Me pareció que para escapar de la inercia que me tragaba, tendría que volver a la raíz. Después de todo, en realidad ahora no estoy escribiendo de manera tan diferente como lo hacía antes.

Uf, duele un poco llegar a esa conclusión.

Y resulta complejo: es raro estar solo con mis ideas nuevamente, pero habiendo tenido la experiencia de haber compartido tantas de ellas de manera pública. Es raro pensar que podrían haber moldeado mis relaciones con otras personas. Mirando hacia atrás, tengo la sospecha que mis declaraciones enérgicas pasaron a herir a ciertas personas, porque con qué cara hablo; también tengo la sospecha de que tratar de ser más humilde (traducción: autodespreciativo) haya herido a personas que de hecho me creían y confiaban en mí. Es raro pensar en que mis ideas hayan causado daño directo o colateral.

Y duele igual, porque quizás más que cualquier otra cosa, yo siempre me esforzado para que mis ideas sean auténticamente algo mío.

No obstante, por lo mismo vale la pena escribir. El sencillo acto de escribir es un trabajo que me permitiría ir siendo cada día un poco menos gil, un poco más abierto, un poco más cálido. De ir siendo el tipo de persona que puede cuidar y acompañar a otras cuando necesiten algo de cuidado y compañía, por lo menos al leer mis palabras. Porque lo cierto es que si no aprendo a ser una persona así, difícilmente sabré dejarme cuidar y acompañar cuando lo necesite.

Después de todo, me parece que escribir es inherentemente un acto de comunicación con el exterior y con lo material: con la tinta o grafito sobre papel, con dedos sobre las teclas y la pantalla, con la atención y el cuerpo. Eso también me pone en un cierto momento vital, en un cierto momento histórico, y ahí las posibilidades de acción, de escape y liberación se despliegan frente a mí.

En resumen, quizás una idea tiene valor porque articula la subjetividad con una realidad social dada, y desde ahí se pueden intuir posibilidades de acción. Al salir de mí y depositarse como parte de esa sociedad, quizás mis palabras puedan dar algo de aliento a otras personas que puedan necesitarlo, y quizás el escribir lleve a imaginar otras acciones y mundos posibles.

jueves, 3 de mayo de 2012

Así es como están las cosas

Hay veces en que me descubro
en el borde de la añoranza,
sobretodo ante el silencio
que reclama tu nombre.

Estando lejos, te siento lejos
estando cerca, aún más.
Porque estar y tenerte
son cosas tan distintas.

Y esa es toda la diferencia
que materializa tu ausencia.

Como te iba diciendo,
en ese borde en que me pillo,
pienso en hacer cosas tontas,
indebidas, caprichosas, inocentes.

Un "te quiero", un "te extraño",
en un mensaje o susurrado;
sacarte una risa, una mirada.
Cariño, no te sorprendas,
se pone incluso peor:

Pasar al lado tuyo,
cerca de tí...
...y como por accidente,
así por ser,
como quien no quiere la cosa...
...rozar tu ropa, tu mano.
Y tener un secreto momento
de complicidad, de intimidad.

Y me detengo en el último instante,
y me muerdo el alma,
y contengo mis sonrisas,
mis penas, mis cariños.


Y me escapo, me voy.
Que mi llamado no te llegue,
mi búsqueda, que no se detiene,
no te pueda encontrar.

¿Que te des cuenta?
¡Qué insensatez!
¿Que me respondas y un poco más?
¡Qué barbaridad!
¿Un beso tuyo?¿Una caricia?
¡Deténganme por favor!
¡Estas fantasías de mi mente y corazón
me quieren matar!

Y bueno, así como están las cosas,
te escribo ahora a tí,
sin que leas, sin que sepas.
Así es como están las cosas.
Y tal vez logre convencerme que así deba ser.

sábado, 7 de abril de 2012

No te rindas (Mario Benedetti)

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás sola, porque yo te quiero.


[Y no sé si esto va más para tí o para mí, y el sentido tan opuesto que tendría dependiendo de a quién va. Que cruel vuelves mi cariño, Benedetti]

miércoles, 28 de marzo de 2012

Calla, mi corazón

Calla, calla corazón.
No debes ser escuchado.
Por favor, calla.


Necio corazón, calla.
Que nadie sepa que estás,
tu canción es un secreto.


No grites corazón, no.
Que es en el vacío
donde caerá tu dolor.


No pidas, corazón, no,
que no te puedo dar.
No soy capaz,
no hay nadie más.


Fuera de mi mirada, corazón.
No asomes por mi voz, corazón.
Déjame respirar, corazón.
No me llores más.


Huye, escóndete en un baúl.
Con el Sol que quema azul,
con la luna negra, la sombra borrada,
la llaga abierta de la esperanza,
la sangre de tu amor,
las lágrimas secas,
los versos del epitafio.


Ahógate en mí, corazón.
Toma mi mano, muerde,
la memoria de nuestro amor.
Ódiame, corazón, maldíceme,
que soy la Soledad,
y contigo me quedaré.


Llora, corazón, arde.
Muere en silencio,
corazón cobarde.


Corazón, no soy valiente.
Perdóname, corazón naciente.
Quizás, entre tus cenizas, corazón,
algún día, encuentre perdón.

domingo, 25 de marzo de 2012

En una calle sin salida

Mi amor está en una calle sin salida.
No sé por qué te digo,
si no sabes donde está.


Mi amor está atrapado
en una calle sin salida.
Y nada pasa, nadie está.


Iba confundido de pena,
iba hambriento de ti, sediento de ti.
Iba buscando, iba escapando
a ti, de ti.


El Sol quemaba azul y la luna,
negra en sus ojos, te pedía.
Y los hoyos negros
de tinta vacía le lloraban el rostro.


Y su sombra, mordiendo los pies,
le robó, y escapó.
Sólo la nostalgia quedó,
y el recuerdo frío
de un beso que no llegó.

sábado, 10 de marzo de 2012

Antes que olvide que soy cobarde

Siento que me desgarro por dentro. Siento el fin. Todo se repite de nuevo: todas las palabras de dolor, la amargura de la nostalgia, sentir la vivencia incompleta, un amor pendiente, la pena de la soledad, el amargo vacío del desamor, el sabotaje propio, la victoria de mis propios tormentos, la cobardía y debilidad de mis virtudes, lo ilusorio y traicionero de mis esperanzas y sueños, la pesadilla aun no vivida, asumida ya como pasado y trauma.

Y quiero gritarle, quiero decirle, que me quiera un poco, que me acurruque un poco, que me dé confianza. Y no puedo. Tengo miedo.

He soñado con ese momento, he pensado ese escenario muchas más veces de las que quiero y no puedo imaginar algo distinto. Vería mi sufrimiento y mi pena, mi frustración; le diría que la quiero mucho, que la amo, que estoy cansado, que quiero que esté conmigo, que quiero seguir esperando, que se amarga el amor, que no sienta culpa, que es culpa mía, que nunca debió ser, que igual estaba condenado desde el principio, que la amaba mucho, que me diera una respuesta, que me diese seguridad. Y ella me encontraría la razón. Que pena más grande, que pesadilla mas tormentosa. Me pediría perdón muchas veces, se angustiaría, lloraría, lanzaría su dolor, vomitaría la culpa: que no, que me adora, pero que no sabe qué pasa con ella, que no puede no más, que me hace tanto daño y ella quería hacerme feliz, que es complicada, que no se atreve...

Y yo me iría muriendo por dentro, transformando mis pesadillas en realidad, sintiendo como se me parte el alma y me arrepentiría tanto, porque todo habría salido mal. Sentiría con amargo horror de lo que es pensar que sus palabras de cariño las sentiría vacías -no de contenido, sino de futuro-, que todos los besos serían de despedida, que todas sus caricias y abrazos sólo me prometerían el frío de la soledad, que su llanto sería de culpa por sentirse indigna, de no atreverse a estar conmigo por convencimiento de que me hace mal, de dejarme ir, ver cómo le causo sufrimiento, darme cuenta que no confío en ella.

Es de cobarde que soy. Nunca me reconocí valiente, pero la valentía no me da para ese sufrimiento, ese dolor de convencerse de que, tan malo fue quererla, que tengo que pagar con lágrimas el haber querido, el haberme sentido bien por quererla, el haber aceptado ser querido por ella. Porque no es pena del rechazo, del no sentir lo mismo, es algo peor: el no poder ser.

Tuve valentía para decirme a mí mismo y a ella que, sorprendentemente, quería estar con ella. Sabiendo bien que ella y yo tenemos nuestros propios problemas, problemas con las familias, somos un desastre como personas, la desconfianza inherente mía con el acecho del engaño de ella hacia mí (porque, yo sé que ella es capaz). Probablemente sería una relación muy difícil, potencialmente un fracaso. Pero igual quiero estar con ella, sé que no soy lo mejor para ella, pero aprendí que sólo seré lo mejor para ella estando con ella, pues necesito su guía, su cariño, sus reproches, sus penas y sus alegrías para ser completo, para ser mejor. Para poder vivir tranquilo conmigo mismo, porque reconocería en mí a un hombre que ama con todas sus fuerzas.

Y ahora, siento que pierdo todo eso. Y no le quiero decir, porque siempre estuvo más dispuesta a dejarme ir que a retenerme, que tomarme y halarme hacia ella. Y yo siempre logro destruir mis esperanzas y hacerme sentir miserable con extrema facilidad, y me cuesta tanto mantenerme contento o tranquilo.

Y soy un cobarde, porque siempre tuve miedo de amar, y ahora que amo tanto confirmo el terror, lo abrumador que es.