sábado, 26 de enero de 2008

[Sin título]-Prólogo

[Bueno este es un cuento que llevo escribiendo desde hace bastante tiempo ya...bueno en realidad ha sido como 1 mes y en escribir tal cual he pasado como 4 horas xD...está separado en partes o "capítulos" porque me dio la gana y creo que le da cierto estilo...pensaba terminarlo antes y ponerle título pero al ritmo que voy estoy captando que no lo voy a terminar nunca xDDD. Enjoy]

[Nota del 2019: Efectivamente nunca lo terminé. Menos xD más UwU]

Prólogo
- Si fuera un fantasma, no me vendría a meter acá.
- ¿Por qué no? Si este lugar es hermoso.
- Por eso mismo.
Ana miró a Damián por un instante, se iba a enojar con él pero recordó que él no era lugareño, por tanto no conocía la famosa historia del Violinista Errante.
- Además él no es un fantasma, es un espíritu – dijo Ana.
- Son la misma cosa.
- No porque los fantasmas son almas en pena, éste es un espíritu – replicó la joven.
- Entonces… ¿No tiene penas? - Preguntó dubitativo el joven extranjero.
Llegaron a la cima del monte, se veían las luces de Siempreverde a lo lejos, sin embargo no obstruían la vista del cielo, hermosamente estrellado, pero en ese instante y en ese lugar, los astros no eran más que simples perlas que magnificaban a la ya magnífica Luna; omnipotente, hermosa y blanca como ninguna. Ana sintió la cálida brisa de esa noche de verano acariciar su rostro, su torso, su piernas, aliviándole todas las penas y dolores habidos y por haber; ella se sentó lentamente en el pasto con armonía absoluta y miró con esos hipnotizantes ojos del color del ámbar a su amado.
- ¿No ves? Este lugar es hermoso- le dijo con una sonrisa que le atravesó el corazón.
Damián miró a esa mujer, con un aura etérea que la embellecía hasta igualarla con la hermosura de aquella enorme esfera de plata que los iluminaba, realmente en ese momento el se sintió desfallecer ante esa imagen de perfección y, con el corazón hinchado de tanto amor y regocijo, se sentó a su lado.
- Pero no más que tú, mi amor.
- Cállate, que ya viene - dijo con una risita la joven.
Y antes de que pudiera pronunciar palabra, ella le besó la boca y la tapó con su índice luego de tal acto de amor. Damián, perplejo, no halló nada mejor que callar y esperar.
Sopló una brisa fuerte como un huracán y gentil como la seda que, para el asombro del extranjero y placer de la nativa, acarreaba consigo una melodía más despacio que el sonido que producían las hojas en los árboles al mecerse con el viento y que, no obstante, conocía muy bien su camino, llegando directamente al tímpano, para rodear a todo organismo que hallara en su ruta hacia el infinito con su cuerpo, lleno de emociones y memorias. El joven quedó paralizado ante tal melodía, llegando a creer que era un estupefaciente de los más potentes.
No estaba del todo equivocado, después de todo.
Mientras soplaba el aire, él sintió como todos sus sentidos eran dominados sin resistencia alguna por ese conjunto de notas. Primero fue el olfato, gobernados por el olor a jazmín; le siguió el gusto, con su boca que parecía bañada en amaretto; luego cedió el tacto, con la piel enrollada en un líquido placentero inexistente; acto seguido sucumbió la vista, teniendo visiones de la luna, un violín, unos labios, una sonrisa, un beso.
- ¿Qué sucede?
- Es la Serenata a Nadia.
- No comprendo.
- Pronto lo harás.
- ¿Por qué tanto enigma?
- Porque yo no tengo ninguna forma de explicarte lo que pasa, eso lo tendrás que aprender tú – Dijo Ana – Sostén mi mano, te amo.
- Yo también, pero debo decirte que no pensaba que consumieras una droga tan fuerte, o que consumieras en absoluto – bromeó Damián.
- El amor es la droga más fuerte - dijo Ana.
Damián apenas logro discernir lo que su novia le dijo, puesto que su conciencia se sumía más y más en aquella melodía, en aquella serenata, la Serenata a Nadia.

2 comentarios:

Mania dijo...

Mientras soplaba el aire, él sintió como todos sus sentidos eran dominados sin resistencia alguna por ese conjunto de notas. Primero fue el olfato, gobernados por el olor a jazmín; le siguió el gusto, con su boca que parecía bañada en amaretto; luego cedió el tacto, con la piel enrollada en un líquido placentero inexistente; acto seguido sucumbió la vista, teniendo visiones de la luna, un violín, unos labios, una sonrisa, un beso.




sentí esa wea en mi xD
Eso es un continúa el cuento, que quiero ver como sigue *-*

Pascualoide dijo...

tengo hecho hasta el cuerto capitulo me da paja seguir *_*